The Net es una instalación que se centra en la relación que se puede tener con el mundo tecnológico desde el punto de vista de alguien que se siente atrapado en él, al tiempo que, desde fuera, se hace una doble lectura, alguien observa sus sentimientos de atrapamiento, tensión y angustia, pero quien observa también pertenece a ese mismo mundo virtual. El acuario funciona como metáfora de la red, de Internet y del mundo tecnológico. La grabación del video 1 se ha realizado en una bañera con agua en alusión a esa misma red que nos rodea. El agua se filtra, nos moldea y nos condiciona, casi sin que nos demos cuenta. La red utiliza como herramientas de inmersión en nuestra vida los mecanismos biológicos de la dopamina, que nos llevan a sentir que necesitamos estar siempre conectados, aunque eso nos agobie. Nuestra bioquímica nos lleva a demandar información y la red la proporciona de forma infinita, pero esto genera adicción, tensión, vacío y saturación mental. La emisión de los dos videos en bucle alude a la información infinita de la red y a nuestro mecanismo dopaminérgico. Las imágenes en scroll del código fuente pertenecen al MoMA. Se ha elegido la web de esta institución porque cuando se inauguró, sus obras representaban la vanguardia, como Internet, y porque actualmente los museos son los transformadores del concepto de realidad de nuestro tiempo, de manera que la emisión de su código fuente visto a través de rayos X evoca la institución y la vanguardia, pero también la política y el poder, como en la red de redes, donde nada es inocuo y será nuestra conciencia del medio la que determine cómo navegaremos en esas aguas.

En el conjunto de la obra son primordiales los ojos y la conciencia. Los ojos como elementos conectores entre el mundo interior y el exterior son también herramientas para la construcción del propio mundo. Aquí, los reflejos y sus imágenes nos acercan a una realidad intangible que nos encierra en un delirio de luz y espejos para enfrentarnos a nuestro imaginario interior, a nuestra mirada introspectiva. Cuando dejamos de mirar hacia fuera y miramos hacia dentro comienza la catarsis. Estamos frente a una puerta de entrada ajena a las miradas, donde solo queda la conciencia fieramente sincera y lúcida.